CALAMARES A LA ROMANA, se trata de uno de los entrantes más comunes de la cocina mediterránea. 

Se trata de uno de los entrantes más comunes de la cocina mediterránea. Los Calamares a la Romana son un aperitivo lleno de sabor. Pintados de dorado gracias a una fritura uniforme y siempre acompañados de sus indispensables rodajas de limón. E incluso, de alguna salsa para «mojar», como el alioli o salsa tártara, entre muchas otras.

NO, LOS CALAMARES A LA ROMANA NO VIENEN DE ROMA

Se cree que les llama a la “romana” debido a la usanza que tenían los misioneros jesuitas romanos. En tiempos de “vigilia” (tiempos hacia la cuaresma), para pasar el ayuno o abstinencia, comían verduras y algún pescado, generalmente rebozado y en fritura. De este modo lograban darle algo de gracia y lo hacían más contundente

Concretamente, una posible explicación sobre el origen de los Calamares a la Romana podemos encontrarla en una historia que data del S. XVI. Empieza en Portugal cuando un misionero jesuita se fue a predicar a Japón, concretamente a Nagasaki. Si bien no cosechó muchos éxitos en su tarea evangelizadora, fue muy observado por los “cocinillas” japoneses. Estos advirtieron la costumbre del predicador por rebozar el pescado en “tempora ad quadragesimae”. Lo cual que viene siendo, como comentamos anteriormente, «en tiempo de vigilia». Por ello, la tempura tiene su origen en “tempora”. Mientras que la expresión “a la romana ” está relacionada con el origen latino de la palabra “tempora”.

CARACTERÍSTICAS DEL CALAMAR

El calamar es un molusco marino de cuerpo alargado y oval. Tiene ocho tentáculos cortos, y dos largos alrededor de la cabeza. No tiene concha externa, sino una interna transparente en forma de tubo. Se mueve propulsándose mediante un chorro de agua expedido con fuerza. Mientras que para ocultarse, segrega un líquido negro o tinta con el que enturbia el agua.

El propio nombre del calamar tiene su origen en la palabra calamus: caña o pluma para escribir. En el latín vulgar, el tintero se llamaba calamarius. El que contenía la tinta – femenino de tinctus – tinto, aludiendo al color del líquido usado para escribir. De ese calamarius viene el nombre de calamar, debido a la bolsa de tinta que tiene este cefalópodo.

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